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Hace mucho que se estrenó la película “Criadas y señoras” (The Help), en diciembre de 2011, y desde entonces habré visto unas cuantas más, pero ninguna me gustó tanto como esta. Sólo se llevó un Oscar, el de mejor actriz secundaria para Octavia Spencer, pero yo también le hubiese dado el de mejor actriz principal a Viola Davis, categoría para la que estaba nominada, aunque el resto del reparto también está sensacional.

El guión está basado en el libro de Kathryn Stockett, que aún podrás encontrar entre los best-sellers y que no está exento de polémica, ya que la asistenta del hermano de la escritora la denunció por basar uno de sus personajes en su propia vida sin su autorización y aún están en juicio. Algo bastante irónico teniendo en cuenta el tema principal de la obra.

La historia se sitúa en la década de los 60, en la que, Skeeter (Emma Stone), una chica de la alta sociedad sureña de EEUU, vuelve a Mississippi tras acabar la carrera y se propone empezar a trabajar en un periódico local. Allí, la ponen a cargo de una columna sobre consejos de limpieza, de lo que no tiene ni la más remota idea, así que le pide ayuda a la criada negra de una de sus amigas.

En aquel momento, la discriminación racial era una constante en el país y habitualmente los negros ejercían de “asistentes” para los blancos sin poder optar a otros puestos, además de crearse  “zonas especiales” con el fin de marcar las diferencias y evitar el contacto físico de una forma muy hipócrita, puesto que decían respetar la XIII Enmienda a la Constitución de los EEUU, apoyada por el presidente Abraham Lincoln, con la que se abolió la esclavitud y la servidumbre involuntaria.

De esta forma, entre conversaciones y otras tantas situaciones que presenciará, la columna doméstica de Skeeter irá evolucionando hasta convertirse en otro proyecto muy diferente.

En lo que resta de argumento, que es mucho y que no revelaré, diré que habrá momentos en los que sentirás el más puro de los odios; desearás la venganza; descubrirás la auténtica ternura; te costará parar de reír; llorarás, de tristeza y de alegría; te enamorarás de muchos personajes; podrás aprender cosas de todos ellos y cuando todo acabe, mirarás el reloj y dirás: “¿Dos horas? ¿Ha durado dos horas? Ni me había dado cuenta…”

Por si fuera poco, la fotografía, la ambientación y el vestuario son perfectos y aunque no he leído el libro, el guionista y director, Tate Taylor, es amigo de la escritora, así que me consta que ha hecho una buena adaptación.

Lo único que puedo criticar es que la película es muy correcta dentro de lo controvertido del tema, puesto que hay aspectos mucho más oscuros y difíciles de digerir que formaron parte de la realidad de aquella época y que no se tocan. Digamos que tiende más al optimismo que al drama, pero claro, el género de la tragicomedia es el más complicado que hay, precisamente porque es muy difícil encontrar el equilibrio entre opuestos. Así que hasta en eso tienen disculpa.

¡Vamos! ¡Que hay que verla, sí o sí! Y recuerda: «Tú eres buena, tú eres lista, tú eres importante».

*Advertencia: el trailer puede desvelar demasiado