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En mi edificio vivimos cuatro mujeres. La dueña, ya jubilada y ex propietaria de un pequeño comercio, ocupa la última planta. Justo debajo está el piso que habita una funcionaria. Luego estoy yo y debajo de mi apartamento, una administrativa. Cada vez que entramos en casa se oyen los cerrojos de las puertas. No falla. Nos encerramos. Supongo que es el típico comportamiento de alguien que vive solo. Y más si vive sola.Emilia Pardo Bazán

Emilia Pardo Bazán, escritora e intelectual

Las mujeres de la que yo considero mi familia, ya sé que ésta te toca y no se elige, pero yo me concedo esa licencia, han estado o están casadas o emparejadas. Las mayores, mis abuelas, superan los 90 años y hasta hace poco y desde muy pequeñas trabajaron como nadie. Vivieron una guerra, una posguerra y conocieron escaseces que ahora ni siquiera imaginamos.

A mi madre y a mis tías se les inculcó que debían de valerse por sí mismas y ganar su propio dinero. Así que salieron a trabajar, pero además se presuponía que ejercerían de perfectas amas de casa, esposas y madres. Y en eso están. Además de hacer mil cosas a la vez, se preocupan por si mis primos, mi hermano o yo nos hemos abrigado bien y hemos comido lo suficiente. Y eso que ninguno volveremos a cumplir los 30. ¿Os suena?Margarita Salas

Margarita Salas, bioquímica

El próximo fin de semana iré de compras, cenaré y saldré de copas con cuatro amigas. A una la conozco desde que llevábamos coletas, a otra casi desde que nació y a las dos restantes, de nuestra época universitaria. Las cinco hemos llorado, gritado, reído y por supuesto bailado hasta bien entrado el amanecer. Y en ello seguimos. Cuando a alguna le sucede un problema nos reunimos cual comité de sabias y no sabéis cuántas ideas salen de ahí. ¿Soluciones? Somos sabias, no hadas madrinas…

Aunque no nos vemos tanto como quisiéramos por motivos de trabajo y porque vivimos en distintas ciudades, estamos en contacto permanente por móvil, redes sociales y correo electrónico. Si recopiláramos las conversaciones de nuestro grupo de WhatsApp y las publicáramos se os quitaban todas las penas. Nuestros desvaríes son una antología del absurdo, del disparate y de la risa porque sí.Cristina Iglesias

Cristina Iglesias, escultora

Todos estos ejemplos representan la clase de mujeres de la que me gusta rodearme. A ninguna les regaló nadie nada. Todos los días se levantan, ponen su mejor cara y salen a la vida. A la mayoría las quiero y las admiro. Y a todas y cada una de ellas las respeto. El resto del género femenino ni me interesa, ni tiene nada que ver conmigo. Sin embargo, según un reciente anuncio de televisión emitido a nivel nacional y pagado por una marca de ropa, de cuyo nombre no quiero acordarme, las mujeres nos comportamos con envidia entre nosotras y nuestro objetivo para el nuevo año es elegir un modelito, de muy dudoso gusto, por cierto, para acostarnos con el jefe.

La primera vez que lo vi me invadió una sensación de asco. Ése que no reflexionas, el instintivo. Parece que no fui la única a la que le pasó porque en pocas horas Twitter estaba incendiado por dos hashtags que se convirtieron en lo más comentado del día y en la página de Facebook de la marca se podían leer todo tipo de comentarios y ninguno era agradable.Gemma Mengual

Gemma Mengual, campeona de Europa, del Mundo y medallista olímpica en natación sincronizada

Y entre esas opiniones que pude escuchar y leer las había del tipo “qué guarra” o “esa tía da asco”, en referencia al personaje que protagoniza el anuncio. Y no es que esto me sorprenda porque a estas alturas lo único por lo que levantaría la ceja sería por encontrarme a Mr. Clooney pidiendo un ristretto de esos que bebe en la cafetería a la que voy cada mañana a coger café para llevar.

Pero sí me da pena esa mentalidad machista que nos va dejando una cara resultado de la mezcla de Antonio Recio y Mauricio Colmenero. Esa forma de pensar por la que muchos, me estoy refiriendo a ambos géneros, argumentan que este tipo de mujer es la típica con la que todos pasarían un buen rato en la cama, pero nunca formalizarían una relación.Milagros Calvo

Milagros Calvo, juez y primera mujer en ingresar en el Tribunal Supremo

Y claro, visto así, al final resulta que para gran cantidad de gente lo criticable del anuncio es la supuesta promiscuidad de la chica. Ya sabemos desde la prehistoria que todo son risas cuando se comenta el rumor de que Julio Iglesias se ha acostado con más de mil mujeres, pero dudo que su ex mujer Isabel Preysler recibiera muchas palmaditas en la espalda en el supuesto de que presumiera de haberse beneficiado a más de mil señores. Y muchos sólo advierten esto en el polémico anuncio, pero nada dicen acerca de que nos deje a las mujeres a una altura más baja que la suela de una sandalia plana de verano.

Ahora, a nuestras abuelas, madres, tías, hermanas, amigas, vecinas y a mí misma, a estas alturas de la película, se nos cae la sopa de la cuchara y nos quedamos con la boca abierta a la hora de la cena mientras desde la tele se da a entender que nuestro plan y principal recurso es ofrecer sexo a cambio de todo lo que se os ocurra, empezando por un trabajo, pasar el rato arrancándonos la piel a tiras entre nosotras, mientras elegimos trapitos como cuando jugábamos a vestir a la Barbie.Rosalía Mera

Rosalía Mera, co-fundadora de Inditex y presidenta de la Fundación Paideia

¿Pues sabéis qué plan tengo yo? Seguir madrugando todos los días para ir a un trabajo que he conseguido por mi formación y experiencia. Aprender de mi madre, que me ha repetido siempre como un mantra que sea independiente, y de todas esas mujeres que luchan hasta la extenuación, con o sin colaboración masculina. Apoyar y querer a mis amigos. Regalarme caprichos y mimarme, sin esperar a que lo hagan otros. No permitirle a nadie, y menos a una marca textil, que me falte al respetodesprecie por haber nacido sin pene. Y, sobre todo, disfrutar al máximo el próximo fin de semana.

Éste es mi plan. Porque seamos sinceros, ¿tenéis jefes que sean tan irresistibles como para cambiaros veinte veces de modelito antes de salir y saltarle a la yugular en la próxima cena de empresa? ¿Qué sí? ¡Venga ya! ¿Y a qué esperáis para presentármelos?