Etiquetas
Aceite, Azúcar, Cápsulas, Desayuno, Harina, Horno, Huevos, Leche, Limón, Magdalenas, Merienda
Tardé mucho tiempo en entender que el desayuno es la comida más importante del día. Hasta hace pocos años odiaba levantarme, bueno esto lo sigo odiando profundamente, y tener que comer. De niña y adolescente me pasaba las mañanas quejándome por lo mal que me sentaba la leche y lo mucho que me dolía el estómago. Hace años que no la pruebo. La he sustituido por bebidas de soja, almendras, avena o simplemente té.
Para acompañar la bebida de la mañana suelo comer pan, tostado en la sartén, al que riego con un chorro de aceite de oliva virgen. De esta forma, he logrado que este primer almuerzo me siente bien y me guste. Pero de vez en cuando, me gusta alternar el pan con productos horneados en casa, más sanos y sabrosos.
Hoy os traigo una receta de magdalenas, de las de toda la vida, las clásicas que siempre hemos tomado para el desayuno o la merienda. Además de estar deliciosas, si os animáis a ponerla en práctica, tendréis la satisfacción de haberlas cocinado vosotros y saber qué es lo que están digiriendo vuestros estómagos.
INGREDIENTES:
Con estas cantidades haréis entre 12 y 15 magdalenas.
-4 huevos
-250 gramos de harina
-150 gramos de azúcar
-1 sobre de levadura (utilizo Royal)
–Ralladura de un limón
-125 mililitros de aceite de girasol
-60 mililitros de leche
–Batid los huevos con el azúcar hasta incorporarlos perfectamente. Para esto podéis utilizar unas varillas manuales o cualquier robot de cocina o batidora con varillas que tengáis en casa.
– A continuación, incorporad el aceite y emulsionad la mezcla.
– Añadid la leche y la ralladura del limón. Veréis que ésta le da un aroma y un sabor fresco.
-Echad poco a poco la harina y levadura tamizadas. Para ello podéis utilizar un colador o un tamiz. Éste lo encontráis en cualquier establecimiento o gran superficie donde vendan productos para repostería a un precio económico. El mío, de Ikea, no llegó a los 4 euros y es realmente práctico.
– Una vez que tengáis la masa bien mezclada, os recomiendo que la dejéis reposar en la nevera, cubierta con papel film, unas cuantas horas (4 ó 5), incluso desde la noche anterior. Si no tenéis tiempo, podéis hornearlas al momento. La única diferencia es que no os quedarán tan esponjosas, pero sí igual de sabrosas.
– Cuando saquéis la masa de la nevera veréis que ha vuelto más compacta y espesa. Debéis rellenar las cápsulas de papel hasta un poco más de la mitad. Os recomiendo éstas y no las de silicona. Encontráis cápsulas para magdalenas en cualquier supermercado, gran superficie o en tiendas especializadas en productos de repostería. Yo utilizo las blancas que venden Mercadona porque no se engrasan a la hora del horneado.
– Si no tenéis molde donde colocar las cápsulas, también lo encontráis en tiendas de repostería, de utensilios de cocina o grandes superficies, podéis colocar dos cápsulas en la bandeja del horno para cada bizcochito en lugar de una. Así, el peso de la masa no las vencerá y el contenido no se desbordará.
– Debéis tener el horno caliente, encendiendo la parte superior e inferior, a 180 grados antes de hornear. Si dispone de ventilador, usadlo, ya que acortáis el tiempo de cocción, que rondará los 20 minutos aproximadamente. Para comprobar que las magdalenas están listas, introducid un palillo en el centro de una de ellas. Si sale seco, ya podéis retirarlas.
– Dejadlas enfriar cinco minutos en el molde o en la bandeja del horno y a continuación deberían terminar de atemperar sobre una rejilla. Si dais la vuelta a la del horno tendréis un soporte perfecto, ya que de esta forma el aire circulará también por bajo la base de la magdalena.
– Una vez que alcancen la temperatura ambiente, ya están listas para comer. Si las guardáis en un recipiente hermético se conservarán varios días. El único problema es que no creo que lo necesitéis porque durarán un suspiro. Prometido.