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Cine, España, Fotografía, Guión, música, Pedro Almodóvar, Película
Penélope Cruz, la inolvidable Raimunda de Volver
Me parece complicado que una persona que no se haya criado en la cultura latina comprenda el inicio de la película Volver, cuando un grupo de mujeres de un entorno rural castellano se afana en dejar impolutas las lápidas de un cementerio. Todas desempeñan la tarea como si les fuera la vida en ello y en España lo vemos como algo cotidiano. Siempre me he preguntado qué pensará un neoyorquino o un finlandés ante esta escena.
Sin embargo, parece que no les extraña o sí, pero es frecuente leer que en el extranjero público y crítica admiran mucho el trabajo del director cinematográfico Pedro Almodóvar. Y sucede más a menudo que aquí. Ya se sabe que entre los muchos defectos que tenemos en este país está la envidia, que es por delante del fútbol, el deporte nacional con diferencia. A todos aquéllos que triunfen fuera les lloverán las críticas negativas. Somos así, por regla general, y tras siglos de historia no hemos cambiado. Así que hay que asumirlo, pero en esta ocasión sin dignidad.
Fotograma del filme Los abrazos rotos
Con esto no quiero decir que sea obligatorio que a todo el mundo le guste o entusiasme el cine que realiza Almodóvar. Es más, a mí me resulta muy divertido leer y escuchar a la gente como tras cada estreno de una película suya se entabla un debate casi de interés nacional. Deberíamos lucir camisetas con los enunciados «Equipo Almodóvar» o «Equipo Boyero«, según nos guste o detestemos los filmes del de Calzada de Calatrava.
Antonio Banderas y Victoria Abril protagonizan la espléndida Átame
No seríamos los primeros. Cuando Jennifer Aniston y Brad Pitt pusieron fin a su matrimonio, en Estados Unidos, dónde sino, se les ocurrió comercializar camisetas con los lemas «Team Aniston» y «Team Jolie». Angelina Jolie parecía haber ganado la batalla, después de que el rubísimo marido abandonara a su rubísima esposa por una morena, cuando menos, inquietante. Habría que preguntar en estos momentos qué piensan los protagonistas de esta historia made in Hollywood. Para mí, Aniston ha resultado la vencedora de la guerra. Está estupenda, tiene nuevo novio y no tiene que cuidar a seis niños. Desde luego, aunque no me gustan las camisetas y menos las que llevan frases, yo me compraría la que pone Team Aniston.
Victoria Abril interpreta a la hija de Marisa Paredes en Tacones lejanos
Y ya metida en este momento hortera, también me compraría la camiseta de «Equipo Almodóvar«. Siempre me han gustado sus películas, pero a medida que pasan los años debo reconocer que me entusiasman. Acudo a verlas el día del estreno y en casa las reviso muchas veces más. Tengo mis preferidas: Átame, Volver, Hable con ella o La piel que habito. Pero en todas y cada una encuentro algo que me impacta, que me hace reír, que recuerdo, a pesar de mi memoria olvidadiza.
Rossy de Palma soñando, en Mujeres al borde de un ataque de nervios
Entiendo a la perfección el mundo Almodóvar. Y creo que es porque en cierto modo es mi forma de ver y sentir la vida. Sus guiones, en muchos casos, tratan temas duros, controvertidos o dolorosos, pero están tocados o revestidos de humor. Siempre incluye alguna escena que nos arrancará una sonrisa o una carcajada. Y eso me gusta porque sin humor, ¿qué nos queda? Almodóvar nos hace reír y se ríe de sí mismo. Y eso, aquí y en Japón, denota inteligencia.
Carmen Maura, sofocada, en La ley del deseo
Comparto su estética y el gusto por el color. Sus rojos, azules y verdes son únicos y muy representativos. Cuando aparecen en pantalla alcanzan el protagonismo que merecen y en ocasiones adelantan algún acontecimiento, como el círculo rojo de la alfombra sobre el que se detiene Elena Anaya en La piel que habito para amenazar a Antonio Banderas o el traje de luces rojo que viste Rosario Flores en Hable con ella. Las combinaciones que hace parecen imposibles, pero en sus ambientes encajan a la perfección.
Rosario Flores interpreta a Lidia en Hable con ella
La música es otro protagonista más en sus creaciones y se encarga muy bien de que lo sean también en nuestras vidas. Nadie olvida Un año de amor, interpretada por Luz Casal o Cucurrucucú paloma, en la voz de Caetano Veloso. Pero sin duda, uno de los momentos álgidos en las películas de Almodóvar es aquél en el que se muestra un playback, muchas veces con coreografía incluida. Memorables son los que interpretan Miguel Bosé y Bibiana Fernández en dos escenas distintas de Tacones lejanos; Penélope Cruz, en Volver o los azafatos de la compañía Península durante el vuelo del Chavela Blanca en la reciente Los amantes pasajeros. Y no me olvido del maravilloso compañero de aventura en el que se ha convertido el compositor Alberto Iglesias para el cineasta. Juntos forman un binomio muy especial y aplaudo su colaboración.
Gael García Bernal es Zahara en La mala educación
Pero si hay algo que admiro por encima de todo en el cine de Almodóvar es que no peca de prepotente, ni busca despertar en el espectador la admiración por una cultura o capacidad intelectual que ha adquirido con el paso de los años. Las situaciones, por extrañas que sean, se vuelven próximas a cualquier espectador. Los diálogos son especialmente reveladores, cargados de verdades y humor, pero no trascendentales. Es fácil empatizar con muchos de sus personajes porque nunca aparentan. Y el propio director tampoco. Pueden ser cultos, pero saben estar y comportarse en cualquier situación. Y eso, para mí, también es un signo de inteligencia. Me crispan las personas que tienen que demostrar constantemente lo que saben y cuánto saben. Dime de que presumes… Anaya consulta catálogos de Bourgeois en La piel que habito; Paredes recita a Lorca en Todo sobre mi madre y, también en ésta, Azorín y Roth comentan un prólogo de Capote antes de ver, mientras cenan, El crepúsculo de los dioses; y Rosario tiene pendiente de leer Las horas, en Hable con ella. Y todo esto lo sabemos sin que el director nos haga partícipes de conversaciones concienzudas, pesadas y cargantes. Muchas gracias, Pedro.
El destino unirá a Roth y Paredes en Todo sobre mi madre
Dice Benigno, interpretado por un formidable Javier Cámara, en Hable con ella que a las mujeres hay que escucharlas. Y supongo que eso es lo que lleva haciendo Almodóvar durante su vida porque sus personajes femeninos son inolvidables y grandiosos. Me resulta muy difícil escoger a uno solo, pero siento especial predilección por las conversaciones entre ellos. Como las discusiones que mantienen Rossy de Palma y Chus Lampreave en La flor de mi secreto; el diálogo entre Antonia Sanjuán y Cecilia Roth, en Todo sobre mi madre o la complicidad entre Penélope Cruz, Blanca Portillo y Lola Dueñas, en Volver.
Rossy de Palma y Chus Lampreave, en La flor de mi secreto
Por todo esto y por hacerme reír como nadie, sin pretensiones, sin alardes y por dejarme entrar en su mundo, admiro a Almodóvar. Soy de las que para querer a alguien o a algo tengo que admirarlo. Y eso es muy complicado. Del cineasta manchego admiro su trabajo porque, independientemente de que su estilo pueda gustar más o menos, está bien hecho y muy logrado. Es original y único. Dice con sus películas lo que piensa y lo que siente, sin importarle las consecuencias. Se atreve con temas que otros no rozarán en su vida y continúa en una línea creativa que lo hace reconocible e inimitable a nivel internacional. Quiero el cine de Almodóvar porque me hace sentir lo que la mayoría no consigue. Y eso pasa muy pocas veces, con las películas y con las personas.
Ángela Molina, sufridora en Carne trémula
Me rechicuelo, me rechicuelo, que yo no me aguanto sin hablar de mi Pedroooo (mi equipo está claro,no?) . Estoy muy de acuerdo contigo en que sus pelis no sólo admiten, sino que casi exigen un segundo visionado, y un tercero…siempre descubres diálogos nuevos, ironías, secundarias de lujo(Lampreave es mi favo), su música, esos colores, los playbacks(el «resistiré» de Átame me encanta, aunque es más bien karaoke) su momento desvaríe total (véase terrorismo chiíta y cositas por el estilo)…en dos palabras: Universo Almodóvar. Me encanta este momento «fanes fatales» de su cine, no puedo estar más de acuerdo con tu post, y sólo decir que mi peli prefe sigue siendo: Mujeres al borde de un ataque de nervios, es lo mássssss. Un besitooooooooo
Yo creo que deberíamos invitar a Pedro a una cena. Estamos tardando. ¿Te imaginas cuántas ideas para un guión saldrían de ahí? ¡Jajajaajajaj! Él tendrá imaginación surrealista, pero nosotras… nostoras además de eso, tenemos mucho peligro 😉 Muchas gracias por comentar. ¡Un besazo!