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Pretty words«Fulanito quiere echarse novia porque todas las tías lo han tratado fatal, sólo lo quieren por su pasta, está solo y se merece a alguien que le dé tranquilidad«. Yo venía aquí a hablar de estilismos catastróficos, como anuncié ayer en las redes sociales, pero es que la frase que he transcrito, oída hace escasas horas, me ha dejado pensando.

¿Pensando? ¿En qué? Pues en que, según mi opinión, a fulanito no le pasa nada por estar solo. Es más, todo el mundo debería de estar solo mucho tiempo para conocerse, aguantarse a sí mismo y no torturar a los demás. Pasar solos bastante tiempo durante el día, en los fines de semana, por vacaciones y a lo largo de la vida en general. Porque nos guste o no nacemos solos y morimos solos, así que es mejor que lo llevemos ensayado.

Fulanito busca novia. ¿Cómo quien busca un piso o unos vaqueros que sienten bien? Soy rara. Sí. Y dentro de mi rareza no entiendo qué tiene que ver enamorarse con conocer y tener citas con chicas como si no hubiese un mañana. Acostarse con media ciudad y parte del extranjero está de vicio o quedar con chicas con las que te organizan encuentros camuflados de «quedamos unos cuantos amigos a tomar unas cañas» son formas de pasar el rato como ver los viernes por la noche Sálvame Deluxe o pintarse las uñas de los pies. Pero que nadie intente convencerme de que es una fase previa al enamoramiento.

Pero que la expresión «buscar novia» signifique algo remotamente aproximado a buscar el amor no lo asimila mi extraño cerebro. Porque para mí buscar implica desarrollar un mínimo esfuerzo, un trabajo por pequeño que sea. Y lo único en lo que me apetecería perder el tiempo buscando sería en unos zapatos divinos o en un piso de alquiler para vivir seis meses en el Trastevere romano.

Mi rareza llega hasta tal punto que considero que el amor se encuentra. No se busca. Porque para mí el amor nada tiene que ver con forzar citas a ciegas; ni está detrás de una persona que no muestra un mínimo interés en ti; ni en perdonar faltas de respeto; ni en obviar que tu pareja mira más para tu prima Conchi que para ti; ni en soltar en una conversación a la mínima oportunidad la frase «mi novio…» para que le quede claro a tus interlocutores que estás emparejado.

Ni siquiera lo vinculo con salir a pasear desganados los domingos después de haber comido en casa de los suegros, aunque la noche del sábado te hayas quedado en el sofá porque no tienes con quien salir después de haber cortado relación con tu grupo de amigas desde que te echaste un novio que sí sale cuando le apetece porque no fue tan estúpido como para dejar de ver a Daniel y Jose.

Para mí, el amor tampoco está relacionado con cazar a un hombre que pueda comprarte una casa en las afueras aunque justo antes de tu boda por la iglesia confieses que te acuerdas mucho de Luis, aquel novio que tuviste siendo una cría y que te hacía sentir mariposas en el estómago, las mismas que ahora, poco antes de desfilar vestida de blanco camino del altar, han regresado a su fase de crisálida.

Dice una amiga mía: «Estoy segura de que quien esté conmigo no lo hará por mi físico». Yo suscribo la frase y añado: «Ni por mi dinero». Al contrario de lo que le sucede a Fulanito. Él es un chico de posibles, que además busca novia. ¿No dicen que el que busca encuentra? Pues eso. Sólo puntualizo que después escuchar las quejas es muy cansino.