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Riazor de noche. A Coruña. Foto de Laura González

Es la una y media de la madrugada, ya es martes y en la calle solo se escucha algún coche y alguna que otra gaviota marcando su territorio. Adoro trabajar de noche. Es cuando más concentrada estoy. La oscuridad y el silencio me relajan.

En casa todos duermen y aún mi madre, cuando se desvela, entra en mi habitación escandalizada, diciéndome que me acueste, porque son las cuatro de la mañana…

Llevo años y años haciendo esto, tengo 31 y todavía no se ha hecho a la idea.

Normal, hace tiempo que yo no debería estar aquí. Tendría que pagar ya un alquiler y hacer mi propia vida. Ese era mi objetivo con 23 años y la cosa iba bien, la verdad, pero de repente se atravesó algo en el medio y tuve que volver a empezar, igual que muchos otros.

Antes me costaba hacerme a la idea, pero después de unos cuantos golpes, ahora creo que soy una profesional. Como decía Rocky y me recuerda Israel muchas veces, la clave está en aprender a encajarlos y seguir avanzando.

Ya lo sabía, de hecho, siempre he sido una persona muy perseverante, trabajadora y con las cosas muy claras, desde muy pequeña, pero en algún momento la monotonía entró por la puerta y me dejé llevar.

Por suerte, creo que ahora lo puedo llamar así, la corriente me arrastró a otra playa y volví a despertar.

Me quité los sapos y las culebras de la cabeza, me recogí las mangas y empecé de nuevo desde cero. Sola, por mí misma, como cuando tenía 17 años y decidí que iba a estudiar periodismo. Tenía una fuerza y unas ganas sobrenaturales, nadie podía pararme los pies. Casi casi se puede decir que nací escribiendo y no sabría vivir si no siguiera haciéndolo. Así que me lancé a aprender cosas nuevas con la misma voracidad de un niño de pocos años, marqué de nuevo otros objetivos, recuperando la ilusión de aquel pasado, y me pegué al presente como una lapa.

puzzleEs curioso, hace unos años todo esto me hubiese parecido de irresponsables, entre comillas, y en este momento, sin embargo, reconozco que es la mejor estrategia para salir adelante.

Parece mentira, pero cosas que en principio no tenían sentido, después, con la perspectiva del tiempo, ves como todas encajan en un puzle perfecto.

Por el momento, no está completado, pero lo que he podido ver hasta ahora, me gusta mucho.

Israel, aún así, pese a que también puede verlo, a veces -muy raras veces- no está muy seguro de ello y de vez en cuando me recuerda que ya no somos jóvenes. Desde luego, tiene razón, pero yo nunca me había sentido tan viva como ahora y así -y él más que nadie tiene que reconocerlo- siempre estás preparado para todo.

Una semana antes habíamos hablado precisamente de esto, en medio de un montón de cambios y noticias nuevas para los dos.

Este verano no contábamos con irnos a ningún sitio y justo en el peor momento de estrés, me encargan el típico trabajo enorme para hacerlo en el mínimo tiempo posible. Podía rechazarlo, pero venía de parte de una amiga que lo necesitaba a vida o muerte y yo, que no sé dónde están mis límites, hice lo imposible y lo tuve listo en el plazo, junto con todo lo demás que tuve que hacer a la vez.

– Cóbrame lo que quieras -me dijo ella- Te has matado a trabajar por mi culpa y quiero compensarte.

– Bueno, es que con tanto lío, la verdad, ni siquiera me he podido parar a pensar cuántas horas me ha llevado –le confesé.

– Déjate de rollos y ponme un precio o te voy a hacer un regalo muy caro. Tú verás.

– Bueno, mujer, déjame pensarlo.

– Está bien, pero no te olvides.

– Vale. No me olvido.

Al momento, entro en el Facebook y veo que unas amigas no van a ir al concierto de Bruce Springsteen en Gijón. Habían comprado ya las entradas, tenían el hotel reservado y buscaban a alguien que quisiera ir en lugar de ellas.

Entradas concierto Bruce Springsteen Gijón

Tengo toda su discografía, me sé todas las canciones, lo admiro a rabiar, pero ir a verle es un lujo.

Pasaron uno, dos, tres segundos…

– Carmen, ya sé qué regalo quiero.

(…)

– ¡¡¡Irra!!! ¡¡¡Agárrate a la silla: nos vamos a ver a Bruce a Gijón!!!

– Que, como?! Estaba durmindo a sesta…!

– ¡¡Es el miércoles de la semana que viene. No tienes que hacer nada, sólo decir que sí!!

– Eeeeeehhhh…

– Por favor, por favor, es uno de los sueños de mi vida, si no vienes tú, me busco a alguien, pero yo TENGO que ir. Si no lo hago ahora, no lo voy a hacer nunca.

– (…) Está ben… Imos.

– ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh!!!! ¡¡¡Cause tramps like us, baby we were born to run!!! ¡¡Chin-chiririn-chiririnchinchiriri!! ¡¡Chin-chiririn-chiririnchinchiriri…!!

– Jejejejeje

– ¡¡Somos jóvenes todavía y fuertes, podemos pelear y la vida premia a los luchadores!!

– Estás fatal -me dice riéndose.

– Sí y te quiero. Gracias por compartirlo todo conmigo.

– Eu tamén, cielo. Eu tamén.