Eva (Julia Louis-Dreyfus –Seinfeld–) y Albert (Gandolfini –Los Soprano–) se conocen en una fiesta. Los dos están divorciados y sus hijas se irán ese año a la universidad, así que sienten el síndrome del nido vacío. Tirando de esta casualidad, acaban quedando.
En su primera cita se lo pasan muy bien, pero él es… un tanto gordito.
Por otro lado, Eva, que es masajista, conoce a una nueva clienta que no para de criticar las manías de su ex y le cuesta no dejarse influenciar por ella.
De una forma muy sencilla, «Sobran las palabras» habla del amor que nace viendo los defectos como peculiariades, valorando el sentido del humor y la química antes que el físico; pero también trata las relaciones a los cuarentaytantos, la monotonía, la soledad, el miedo a equivocarse, la pérdida de la atracción y la frustración de un matrimonio desgastado.
Diferentes gags se encargarán de expresarlo todo con delicadeza y ternura en un ritmo lento, lejos de las comedias románticas comerciales, pero en hora y media. Bajo la dirección de Nicole Holofcener (Amigos con dinero), tanto Julia Louis-Dreyfus como Gandolfini rebosan chispas y a este último es imposible no confundirlo con un osito de peluche. Precisamente esta es una de sus penúltimas actuaciones grabadas antes de que falleciera a mediados de junio de un ataque al corazón -la última será el drama «Animal Rescue». Lástima que los papeles secundarios, Toni Collette, Catherine Keener y Ben Falcone, pasen casi desapercibidos.