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“Yo soy la primera y la última. La esposa y la virgen. La madre y la hija. Yo soy la que tiene un matrimonio importante y no tomé marido. Soy la novia y el novio. Insensata y prudente […]”
¿Cómo no voy amar un perfume que está ligado a este texto ancestral encontrado en la localidad egipcia de Nag Hammadi? Bajo esta forma de entender la complejidad femenina diseñó la visionaria Miuccia Prada su primera fragancia para mujer: Prada.
La probé cuando se lanzó en 2004 y ya no pude separarme de ella. Simplemente la adoro por su elegancia, por ser distinta, por rescatar el pasado y hacer que triunfe en el presente, por su sofisticación. Éstas son las mismas características que para mí definen el trabajo de la diseñadora milanesa a la hora de concebir sus colecciones. Por todo, la admiro y la sitúo a la altura de los grandes.